La Teta Asustada

| Posted in | Posted on domingo, febrero 14, 2010

Nuestra historia está llena de cicatrices, hondas heridas que forman parte de nosotros y que se hacen evidentes al palpar nuestro interior que clama por alivio.

Como es menester hoy visitamos la Cineteca Nacional, ávidos de una nueva experiencia cinematográfica. La elección para ello fue La Teta Asustada.

Una producción Ibero - Peruana que vio la luz en el 2009, guion y dirección por Claudia Llosa, fotografía de Natasha Brier y protagonizada por Magaly Solier.

La película se desarrolla en el Perú contemporáneo, sin embargo la huella de doce años de guerrilla y terrorismo perdura en la memoria de su pueblo. Se narra la historia de Fausta, cuya madre le transmite a través de la leche materna un mal, conocido en las costumbres peruanas como la teta asustada, raíz del trauma sufrido por una violación durante su gestación, en el período de la ocupación militar en la región andina. Fausta vive en un constante sufrimiento y temor, no puede socializar con las personas y no puede salir a la calle sola; su alma se encuentra vacía, su mirada detona una profunda tristeza, su andar es frágil y sigiloso. Su situación empeora a raíz de la muerte de su madre, quien era todo en su vida. Fue ella quien le enseño la única válvula de escape para el dolor, el canto, lo único que podía revivir su memoria y desvanecer el dolor.

Conseguir los medios para darle sepultura al cuerpo de su madre se vuelve lo principal para ella, no importa nada más. En ese momento empieza una nueva travesía en la vida de Fausta. Ya que tiene que enfrentar sus miedos, intentar salir de ese hoyo oscuro donde ha permanecido toda su vida, pero el camino es difícil, lo más complicado es derribar sus propias barreras. Además, se descubre el secreto que guardaba Fausta desde hace mucho tiempo, un escudo que se creó para proteger su cuerpo y su alma: una papa en la vagina. De este modo, ella se sentía a salvo, pero mientras la historia avanza, descubre que su escudo le produce daño.

Consigue trabajar en una casa adinerada como fámula, es allí donde conoce la traición, pero lo más importante, encuentra a alguien quien le enseña a confiar en las personas y conocer el valor de la amistad, y porque no, tal vez el amor. El jardinero de la casa se convierte en una figura protectora en su soledad.

Su miedo es su identidad, forma parte de su ser, se ha instalado en todos los aspectos de su vida, haciéndola creer que es lo único que posee. Pero todos contamos con la fuerza para desvanecerlos, para erradicarlos de nuestras vidas. Fausta se encuentra en esa lucha, en un laberinto, pero al final, todo laberinto tiene una salida.

Logrando burlar la injusticia y derribar el muro detrás del cual se refugiaba consigue dar sepultura a su madre y expulsar de si el miedo y aquello que la dañaba por dentro, halla la fuerza para pedir ayuda y expulsar de si la papa, para despojarse de ese tormentoso pasado.

Conseguir expulsar la papa de nuestras vaginas es poder olvidar, comenzar de nuevo y crecer.



Por Vic Volta y Mr. Ewok Merrick

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